Hace cinco años, cuando se celebraron las anteriores elecciones europeas, España y Europa asistieron al éxito inesperado y sin precedentes de Podemos. El partido que llevaba en la papeleta la cara de su líder llegaba al Parlamento Europeo con cinco eurodiputados, entre ellos el propio Pablo Iglesias, y ponía sobre la mesa la posibilidad de que España imitara a Grecia y tuviera su propia Syriza. Un lustro después, el éxito se ha tornado en debacle.