A lo largo de los últimos años, y a la vista de la mayoría de noticias y mensajes políticos que recibe la opinión pública, da la sensación de que España se ha convertido en un país muy peligroso para las mujeres cuando, en realidad, es todo lo contrario. Los datos que se suelen aducir para sustentar tal afirmación es que, por un lado, las denuncias por violencia de género no dejan de crecer, mientras que, por otro, el número de condenas es muy superior al de absoluciones (63% frente a 37%), pese a que la mayoría de los casos no llegan a juicio.