El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, piensa valerse de los poderosos resortes del Estado y sus cuantiosos recursos públicos para lanzar la campaña electoral más cara de la historia. No en vano, a pesar de que carece de mayoría suficiente para aprobar proyectos de ley y está a punto de disolver las Cortes para convocar las elecciones generales del próximo 28 de abril, el gabinete socialista está preparando todo un reguero de decretos de aquí a la cita con las urnas con el único fin de cosechar votos.