Hace cuatro años, el Gobierno australiano fue criticado por publicar un anuncio en el que desalentaba a los solicitantes de asilo que fuesen a viajar ilegalmente al país. “No Way” [“De ninguna manera”], decía el cartel. “No harás de Australia tu hogar. Si subes a un barco sin visado, no acabarás en Australia. Cualquier embarcación que intente entrar ilegalmente en Australia será cuidadosamente interceptada y expulsada de las aguas australianas”.
Era un mensaje sumamente duro, pero funcionó. “La tasa de migración de Australia es la más baja en diez años”, dijo Peter Dutton, ministro de Interior de Australia. En su intervención la semana pasada en Today Show, Dutton dijo que el descenso tenía que ver con “la restauración de la integridad de nuestra frontera”. Los australianos están al parecer satisfechos con ello. Una nueva encuesta acaba de revelar que el 72% de los votantes apoyan la política migratoria del primer ministro, Malcolm Turnbull. Australia, una democracia occidental, ha intentado durante años manejar una crisis migratoria que proviene del mar.
Por Giulio Meotti