Esta anécdota es real y la cuenta, entre otros, Alfonso Ussía en un artículo de La Razón de 2010
Estaba Javier Arzallus en el seminario de la Compañía de Jesús en Offenbach. Por aquellos tiempos, Arzallus era un “humilde seminarista” con aires de superioridad que se pasaba el día alardeando de las superioridades genéticas y físicas de la “raza vasca” con respecto a la española.
Sus compañeros españoles decidieron un día gastarle una broma hartos de la superioridad con la que Arzallus se sentía con respecto a ellos por ser vasco. Uno de sus compañeros, un palentino llamado Gregorio Ruiz González, le recordó a Arzallus que, a pesar de que él no era vasco y Arzallus sí, él tenía el RH de la sangre negativo y Arzallus lo tenía positivo.