Soy mujer y tengo dignidad. No voy a seguir aguantando a quienes dan por hecho que ser mujer es una minusvalía. No quiero ventajas por ser mujer, ni lástima, ni paguitas. No quiero que me reserven plazas en la administración, ni ocupar un lugar, donde sea, porque tenían que guardárselo a una tía.
No quiero que, cuando me siente en mi sitio, todos me miren dudando de si lo merezco, o si tenían que cedérmelo por «paridad». Nunca me han dado nada por caridad, y no quiero que, lo que tengo, todos duden de si me lo he ganado o me lo han regalado por ser mujer. Ya está bien.
Hace 5 años, pero yo era jovencísima, mucho más que hoy. Me ilusioné con esa corriente que parecía surgir de la nada y buscar mejorar la sociedad que vivimos.
Y una mierda, Podemos era una mierda. Aún recuerdo esas lánguidas reuniones en las que todas culpaban de sus vidas absurdas al patriarcado. Era el comodín intocable, perfecto.
Mandaban a Rafa a por cervezas, y él obedecía y miraba al suelo. Me dijeron que era un aliado. El pobrecito se estaba deconstruyendo, fíjate. Cuando protesté de que le mandaran como si fuera un esclavo, me respondieron «Clarita, hija, demasiado tiene con que ha nacido machito, que por no menos, nos haga algo útil». Qué asco. Soy consciente que, publicando esto, me estoy identificando. Me da igual.
Soy mujer, y he conocido a muchos tíos bordes. Y a muchísimas tías también. El feminismo es mentira, Podemos es mentira. Allí había dos tipos de personas, los inocentes que querían cambiar el mundo (como yo), y los que tenían muchas millas a sus espaldas, venían de sindicatos, de Izquierda Unida, de reptar buscándose un sueldito rápido y a cambio de nada.
Y ahora que di el paso hace poco, me encuentro que entre los «malos», todo el mundo me respeta. No por ser mujer, sino por ser persona. Los hay más listos y más tontos, alguno que es mala persona (como en todas partes). Pero todo es más claro, las reglas son iguales para todo el mundo, y a nadie, A NADIE, he escuchado decir nunca nada en contra de la igualdad absoluta para todos.
Ya estoy en Vox, y les voy a votar. Soy Clarita, aquí estoy.