Más de 40.000 subsaharianos esperan en Marruecos su momento para o bien intentar asaltar las vallas de Ceuta y Melilla o para subir a una patera rumbo a las costas españolas, según fuentes policiales. Con este dato sobre la mesa, las mismas fuentes prevén que la presión migratoria se va a mantener en los próximos meses y consideran que la única forma de poder hacer frente a esta marea humana es con una mayor colaboración de Marruecos y del resto de países de tránsito de estos inmigrantes.
El masivo salto a la valla de Ceuta de ayer, unido a la oleada de pateras de las últimas semanas, coincide con un cambio de acento en el discurso del Gobierno en materia de inmigración. Primero fue el anuncio de que se iban a retirar las concertinas de las vallas; luego se autorizó por razones humanitarias la llegada a puertos españoles de barcos con refugiados rescatados por organizaciones humanitarias frente a las costas de Libia, y más tarde se lanzó la vuelta a la tarjeta sanitaria para los inmigrantes irregulares.