Es tan miserable, obsceno, racista y asqueroso el pensamiento del nuevo presidente de Cataluña, Quim Torra, que los españoles, heridos por esa bestia, exigimos que el artículo 155 de la Constitución sea aplicado de nuevo, pero esta vez con plenitud y constitucionalidad, para que cumpla con los fines terapéuticos y profilácticos pensados por los constituyentes de 1978, incluyendo la limpieza al Parlamento catalán y el cierre o reforma profunda de TV3 y de cualquier otra institución o reducto que siembre el odio.
El odio brutal que emana de la Cataluña nacionalista está sorprendiendo a los españoles, que nunca habían conocido nada igual en la nación. La indolencia cobarde de Mariano Rajoy debe terminar y no existen ya excusas para que la peor xenofobia y el pensamiento más nazi sean expulsados del poder.